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El final de la inmigración

El ser humano siempre ha sido curioso, inquieto, en continuo cambio…Esto nos ha hecho movernos por el mundo y colonizarlo con un éxito que ninguna otra especia ha conseguido. Ocurre que se torna en problema cuando se crean países y con ellos fronteras que permiten gestionar mejor a los que vivimos en ellos. Se da el caso de que unos tienen más éxito que otros y como no puede ser de otra forma, estos crecen de forma apabullante mientras aquellos cada vez quedan más rezagados.

Es entonces cuando llega el milagro digital.

El mundo entero está a un click de saber las oportunidades que pueden ofrecer aquellos países que crecieron más, en ocasiones, a costa de aquellos que lo hicieron menos. Los seres humanos de estos últimos países quieren buscar un futuro mejor y se lanzan por tierra, mar y aire a cruzar esas fronteras que le impiden ser libres y luchar por sus sueños.

Esto crea un problema enorme, no por el hecho de que un ser humano se instale en nuestro país, por mucho miedo que nuestros cerebros nos impriman ante lo desconocido, sino porque no hay cabida laboral para tanto soñador.

Las mafias ilegales se enriquecen, los seres humanos pierden la esperanza al llegar aquí y ver con frustración que nada de lo que pensaban se parece a la realidad. Otros tantos, ni tan siquiera llegan a poder sentir esa frustración, ya que pierden por el camino algo mucho más importante, la vida.

¿Pero y si este drama pudiese convertirse en una oportunidad que solventara todos los problemas actuales?

Para 2.100, África será el continente más poblado de la tierra. Nos enfrentamos a un desafío en el que ayudamos a que dicho continente crezca o inevitablemente, nos veremos abocados a una llegada masiva de migrantes contra la que no se va a poder luchar. Esto generará graves problemas a una desgastada UE.

La solución está basada en desarrollar conjuntamente el sector primario en los países de origen. Es una oportunidad que no se volverá a repetir en la historia y debemos aprovecharla. Desarrollemos la idea:
Cualquier país crece siempre desde el sector primario. Agricultura, Ganadería y Pesca han sido y siguen siendo el eje principal desde donde han crecido todos los países del primer mundo. Es la clave para conseguir un crecimiento seguro y proporcionado, añadiendo los demás sectores una vez que las necesidades básicas están cubiertas.

Me centraré en mi sector, la agricultura.

España es una de las mayores potencias mundiales, junto con Holanda e Israel, en agricultura. No solo por la calidad y cantidad de semillas, plantas, variedades o genética de las mismas, lucha bioquímica o ecológica contra plagas etc, sino por haber desarrollado una industria auxiliar en fabricación de invernaderos, riegos o tecnología que en algunos casos roza lo futurista.

España, y concretamente Andalucía, está a la vanguardia del sector y cuenta con dos ventajas fundamentales para conseguir el ansiado objetivo:

  • Por un lado, la cercanía con el continente africano. África y latinoamérica son nuestros mercados naturales. En el caso de nuestros vecinos, básicamente por la corta distancia en la que las placas tectónicas han tenido a bien colocarnos.
  • Por otro lado, carecemos del estigma colonizador y esclavista que sí tienen Inglaterra, Francia o Bélgica. Digamos que lo español se mira con mejores ojos que a dichos países. Carecemos también del interés sádico que Rusia, a base de crear conflictos en el Sahel o China a base de comprar deuda para explotar minas o ganar licitaciones de puentes (y otras obras civiles) que después se caen, pueden tener.

Por todo ello, si creásemos un plan a través de consorcios con participación público-privada en los que desarrollásemos el sector primario en diferentes países africanos, mataríamos dos pájaros de un tiro.

En primer lugar, evitaríamos la llegada de inmigrantes y el drama humano que ello conlleva, consiguiendo que tuvieran un sustento en su país de origen sin necesidad de migrar. Esto crearía un sentimiento de unidad y esperanza que haría soñar con cambios en sus sociedades.

En segundo lugar, pondríamos a disposición de un continente completo toda nuestra tecnología, creando un intercambio mercantil del que las empresas españolas y sobre todo andaluzas se beneficiarían de una forma nunca antes vista.

Los negocios no pueden ser solo humanistas, deben ser lucrativos también para que puedan ser sostenibles y eficaces y esta es una buena forma de que así sean.

Creo firmemente que si nos centramos en este tipo de soluciones, todos nos veremos beneficiados a medio plazo consiguiendo acabar con el mayor problema que actualmente tiene Europa mientras hacemos que nuestras empresas sigan creciendo, lo que supone más puestos de trabajo y riqueza.